Proteger y restaurar las turberas puede reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 800 millones de toneladas métricas al año, lo que equivale al 3 % de las emisiones mundiales, de acuerdo a un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Iniciativa Mundial sobre las Turberas (GPI).

Las turberas cumplen una importante función en la protección de fuentes de agua y otros beneficios ecológicos. Foto: ANDINA/difusión.

Las turberas proporcionan múltiples beneficios ecológicos, económicos y culturales a las comunidades que las rodean, incluido el mantenimiento de los suministros de agua y el control de la contaminación y los sedimentos: más de 2,300 kilómetros cuadrados de turberas suministran agua potable a 71.4 millones de personas en todo el mundo. Particularmente en Irlanda y el Reino Unido, las turberas suministran alrededor del 85 % de toda el agua potable.

“Las turberas son un ecosistema en riesgo, y el 15 % de ellas se drenan para el pastoreo, la agricultura, la silvicultura y la minería, y su degradación contribuye de manera desproporcionada al cambio climático. Otro 5 %-10 % de las turberas en todo el mundo se degradan a través de la eliminación o alteración de la vegetación. El desarrollo de la infraestructura es otro impulsor de la disminución de las turberas”, dijo Dianna Kopansky, coordinadora mundial de turberas del Pnuma.

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