Esta área protegida se ha convertido en un referente de conservación que evidencia y confirma el valor del diálogo intercultural como respuesta ante los desafíos ambientales que enfrentamos.
Desde el 27 de octubre del 2009, el Resguardo Yaigojé-Apaporis está doblemente protegido con la figura de Parque Nacional Natural. Fue en esa fecha cuando el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia declaró oficialmente esta área protegida constituida sobre la totalidad del Resguardo, ubicado entre los departamentos del Vaupés y del Amazonas sobre la cuenca baja del río Apaporis, y que hoy cuenta con una extensión de 1’056.023 hectáreas.
Este territorio -colectivo y legalmente reconocido a los pueblos indígenas Tanimuka, Letuama, Yujup, Yauna, Cabiyari, Macuna (Ide Masa), Gente Día (Imia Masa), Gente Fuego (Jeañara) y Barasana en 1988- hace parte del “Macroterritorio de los Jaguares del Yuruparí”; un espacio donde se comparten, entre otras características, el ritual del Yuruparí y un mismo territorio mítico.
La permanencia de los valores culturales y espirituales de estos pueblos indígenas, que han habitado ancestralmente la región, están íntimamente asociados a la conservación de la Amazonía y son una base fundamental para el mantenimiento de la diversidad cultural del país y la valoración social de la naturaleza.
Un punto de encuentro
La creación de este Parque Nacional marcó un hito en el trabajo conjunto y el relacionamiento entre los pueblos indígenas y el Estado Colombiano. Y es que desde el 2008, las Autoridades Indígenas del Yaigojé- Apaporis solicitaron la conformación del área protegida para asegurar la gobernabilidad y la conservación integral de los sistemas de vida en la región amazónica en un proceso que garantizara su autonomía territorial y el manejo cultural que tradicionalmente han hecho del mismo; dos condiciones en constante amenaza por los intereses privados para explotar sus recursos naturales, como el caso de la empresa Cosigo Resource y su deseo de adelantar actividades de minería en el territorio.
El caso del Yaigojé-Apaporis se ha convertido en un referente mundial por tratarse de una alianza estratégica para la protección de la diversidad cultural y ambiental en la Amazonia entre los pueblos indígenas, las instituciones del Estado y una organización de la sociedad civil: la Fundación Gaia Amazonas. Sus logros han sido reconocidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y en 2014, las Autoridades Indígenas de Yaigojé Apaporis recibieron el Premio Ecuatorial –de manos de Naciones Unidas- por su convicción en la conservación de su patrimonio natural y cultural.
Un plan de manejo basado en el conocimiento tradicional
Durante nueve años y con el fin de articular acciones encaminadas a la defensa y protección efectiva del territorio, las Autoridades Indígenas se dieron a la tarea de seguir un largo trabajo intercultural para definir el Régimen Especial de Manejo (REM) en el que contaron con el acompañamiento permanente de Gaia Amazonas. Este plan de manejo se formalizó el 28 de octubre de 2018, convirtiéndose en el primer Régimen de un área protegida elaborado a partir de la sabiduría indígena.
Los acuerdos planteados en el REM responden a una estrategia que abre la puerta a discusiones sociales, políticas, económicas y ambientales con el fin de proteger los sitios sagrados, así como aasegurar el buen manejo de los recursos hídricos y de flora y fauna.
Precisamente, durante el 2019, las Autoridades Tradicionales de Yaigojé Apaporis dieron un paso fundamental en la implementación de este Régimen: plantearon una serie de Acuerdos Culturales para el Manejo del Territorio que permitieron fortalecer su estructura social, cultural, y política; así como avanzar en la consolidación de sus gobiernos locales desde la práctica cotidiana y el diálogo macroterritorial.
La promoción, transmisión y cumplimiento de sus normas culturales – fundamentales para poder vivir bien en el territorio- es también un ejercicio de autodeterminación y gobierno propio de los pueblos del Apaporis que deciden precisar aspectos vitales para el control y manejo territorial, como establecer áreas de vigilancia y control ambiental e identificar a las autoridades tradicionales y comunitarias responsables de esta vigilancia.
Este proceso ha sido apoyado por la Fundación Gordon and Betty Moore.
PUBLICADO EM: GAIA AMAZONAS
Deixe um comentário