Con el deceso de Antonio Bolívar, sale a flote la vulnerabilidad en la que se encuentran las comunidades indígenas asentadas en la triple frontera de Colombia, Perú y Brasil. Así lo reporta la Red de Comunicación Indígena Internacional (RCII) en un aporte colaborativo de comunicadores de Colombia y Perú.

RCII, 2 de mayo, 2020.- La muerte del indígena Antonio Bolívar, protagonista de “El abrazo de la serpiente”, película colombiana nominada los Premios Óscar en 2016, sale a la luz el abandono en que se hallan los pueblos indígenas del Trapecio Amazónico.

Bolívar, quien fue uno de los últimos sabios del pueblo indígena Ocaína, vivió gran parte de su vida en Leticia (Colombia), capital del departamento de Amazonas y ciudad que forma parte de la triple frontera, donde confluyen los límites de Colombia, Brasil y Perú.

Hoy que ha partido por una presumible infección del COVID-19, deja consigo la puerta abierta para conocer la desatención en la que viven las comunidades indígenas asentadas en esta zona.

Si existe algo que hermana a las ciudades de Leticia (Colombia), Tabatinga (Brasil) y Santa Rosa de Yaraví (Perú) que conforman la triple frontera, es la situación precaria de sus sistemas de salud, la misma que hoy se ve agravada por la llegada del COVID-19.

Colombia: Sin una sola cama de cuidados intensivos

Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Salud (INS) de Colombia, en Amazonas existen 105 casos confirmados de coronavirus al 1 de mayo de 2020, lo que la convierte en el departamento con mayor proporción de casos por cada millón de habitantes.

Todos los casos provienen de su capital Leticia, donde además ya se han reportado 7 fallecidos por la pandemia del COVID-19.

Pese a esta situación, Amazonas cuenta con una sola cama de cuidados intensivos y, según denuncian los propios trabajadores de salud en la zona, las condiciones laborales, de equipos y elementos de protección son insuficientes.

«Si no nos ayudan, habrá una catástrofe», alertó al diario colombiano El Espectador la epidemióloga Mónica Palma, coordinadora de COVID-19 en Amazonas.

Leticia solo cuenta con el hospital público departamental San Rafael donde hace unos días se reportó una renuncia masiva del personal médico y una clínica privada que hoy solo atiende emergencias.

San Rafael dispone de 68 camas para adultos, 8 de cuidados intermedios y 8 ventiladores, según informa el diario.

Pero el problema mayor no está solo en Leticia sino en todo el departamento de Amazonas, el más extenso de Colombia, donde la desatención y vulnerabilidad de 26 pueblos indígenas es enorme.

En Amazonas hay nueve zonas no municipalizadas –los antiguos corregimientos– donde el acceso geográfico es muy complejo y difícil y los servicios e infraestructura de salud son casi inexistente.

Perú: El único centro de salud atiende sin implementos médicos

En la zona de Perú, la realidad no es diferente. La Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio), informó que en Santa Rosa de Yaraví no cuentan con equipamiento médico para atender a los contagiados que han empezado a aparecer.

«Los médicos atienden sin protección con el riesgo de contagiarse. La zona peruana se encuentra abandonada, no hay presencia del gobierno y los caseríos y comunidades indígenas viven en riesgo constante de contagiarse del coronavirus», advirtieron recientemente.

Las comunidades indígenas Ticuna y Yagua asentadas cerca a la Triple Frontera temen por sus vidas. Caballococha, el único centro de salud que tienen relativamente cerca y que podría atenderlos, no cuenta con implementos médicos.

«Por cuarentena sólo se atienden emergencias. Quédate en casa sino quieres morir por coronavirus», se lee en un letrero pegado en el centro de salud a modo de advertencia.

Brasil: El temor latente de la expansión

El 8 de abril, la Secretaría Municipal de Salud de Brasil confirmó el primer caso de COVID-19 en Tabatinga, ciudad brasileña de la triple frontera que pertenece al estado de Amazonas.

El riesgo de la propagación del virus se instaló de inmediato debido a que los miembros de las comunidades de la triple frontera suelen cruzar sus territorios para abastecerse de alimentos.

El último reporte oficial informa que Tabatinga registra 172 casos positivos y 9 fallecidos al 1 de mayo.

Con todas estas cifras, es posible advertir que la vulnerabilidad de los pueblos indígenas en la triple frontera está en su momento más determinante.

La desatención que ahora sale a la luz por la muerte de Antonio Bolívar, expresa el desinterés de los Estados y sus autoridades por socorrer a los diversos pueblos ancestrales de la zona, que durante muchos años y hasta el día hoy se ve marcada por el narcotráfico.

PUBLICADO EM: SERVINDI (ver fotografias) 

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