¿Cuál es la situación para los pueblos indígenas en Venezuela en medio de la pandemia de coronavirus? ¿Cómo están los indígenas en los territorios, los centros urbanos y en las fronteras? Esta es serie de artículos que publica el Centro Gumilla, de Venezuela, para darle cobertura a esta parte de la población, que tiene un riesgo mayor debido a los problemas estructurales que históricamente enfrentan, y cuya situación debe ser abordada con un enfoque diferencial étnico.

Foto: Minerva Vitti (Fruto de la palma de moriche. El árbol de la vida para el pueblo warao)

Desde que anunciaron la llegada del coronavirus al país, lamentablemente en ninguna de las comunidades hemos visto la presencia de funcionarios del Estado para informar sobre el COVID-19 o al menos indicar las precauciones que deberíamos tomar para no contraer el virus.

Hasta ahora nos hemos mantenidos “informados” a través de los distintos medios de comunicación, principalmente de la televisión. Los caciques de las cinco comunidades que hacen vida en el municipio Caroní, estado Bolívar, se han mantenido en constante comunicación.

A pesar de que estamos ubicados en zonas urbanas, no hemos sido visitados por parte de ningún ente gubernamental. Las cinco comunidades que hacen vida en el municipio Caroní tienen en común muchas cosas; las condiciones precarias en todos los servicios, ya sea, agua potable, alimentación, condiciones de insalubridad, entre otros.

Vale recalcar que los warao viven del día a día, en pocas palabras, si no trabajan no tienen con que alimentar a su familia. Por esta razón, pese al decreto de permanecer en cuarentena, por parte del Ejecutivo nacional, los warao han estado haciendo sus labores cotidianas, unos ayudando a los comerciantes informarles y otros vendiendo chucherías en los mercados municipales.

Tristemente una de las comunidades más afectadas es la comunidad de Cambalache, ubicada en las cercanías del río Orinoco, en la parroquia Unare. La comunidad indígena de Cambalache está conformada por más de 236 familias, siendo la comunidad más poblada de las cinco que existen en el municipio.

Desde hace más de 4 meses no tienen agua potable, los hermanos se surten con agua del río, sin que esta haya sido tratada para el consumo, aunado a eso, los hermanos warao se han visto en la obligación de rebuscar en los vertederos de basura para para poder conseguir alimentos, ya que los padres de familias no pueden salir a trabajar, debido a que el sistema de transporte público no hace el recorrido habitual por la zona donde viven. También, lamentablemente ya hay casos de personas con amebiasis, principalmente los niños, son la población más afectada.

En las otras comunidades los hermanos han tratado de sobrellevar esta situación, ya que dos de las comunidades están ubicadas en lugares céntricos de la ciudad, como es el caso de la comunidad de Riviera, ubicada en el centro de Puerto Ordaz. Ellos no han sido muy afectados por la cuarentena, ya que la comunidad está conformada por 20 familias y todas ellas trabajan en el mercado municipal ayudando a los comerciantes de hortalizas. Les llega el agua potable (de manera intermitente).

También está la comunidad del Terminal de San Félix (San Félix, parroquia Simón Bolívar), la comunidad está conformada por 14 familias, ellos al igual que la comunidad de Riviera están ubicados en la cercanía del centro de San Félix. Los hermanos en el día a día trabajan en el mercado municipal de San Félix.

La tercera comunidad es Zaruma, la cual está ubicada en el kilómetro 23 de la vía el Pao, parroquia Pozo Verde. Está conformada por 35 familias. Esta comunidad es la única que se encuentra en zona rural, la situación de los hermanos es la misma situación de la comunidad en Cambalache, no tienen agua, electricidad, entre otros servicios básicos que son indispensables para sobrellevar esta cuarentena.

Por: Regni Bastardo, indígena warao y estudiante de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello 

PUBLICADO POR:  REPAM_REDAMAZONICA.ORG 

Nota Equipe Ecoamazônia – Um significativo número de indígenas WARAO migrou para o Brasil, nos últimos meses,  e está distribuído por cidades dos Estados de Roraima, Amazonas e Pará, entre outros.