La Amazonía de Brasil desaparece bajo el avance de la deforestación. Un reciente informe del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE) —organismo estatal dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones— ha revelado que entre agosto de 2017 y julio de 2018 la pérdida de bosques en ese país alcanzó las 790 000 hectáreas (7 900 kilómetros cuadrados) un 13.72 % más que el año anterior.
De acuerdo con cifras oficiales del gobierno, la pérdida de bosques en ese país alcanzó las 790 000 hectáreas, cinco veces el tamaño de la Ciudad de México.
Según expertos, la causa principal sería los cambios en las normas ambientales aprobadas en los últimos años.
La superficie arrasada —cinco veces el tamaño de la ciudad de México— es la más alta de la última década en ese país y, de acuerdo con las mediciones del INPE, las mayores tasas de deforestación se presentaron en los estados de Pará, Mato Grosso, Rondonia y Amazonas.
En Pará fueron 284 000 hectáreas arrasadas, casi la mitad de lo contabiliazado en todo el país. Mato Grosso sigue en la lista con 174 900, Rondonia va tercero con 131 400 y Amazonas en cuarto lugar con 104 500. En la tabla figuran otros cuatro estados cuya deforestación fluctúa entre 25 000 y 47 000 hectáreas.
Las causas detrás de la pérdida de bosques
Las principales razones para la creciente deforestación en la Amazonía brasilera, según expertos consultados por Mongabay Latam, se relacionan con la expansión de la agricultura y la ganadería a gran escala, que tiene en la soja y el ganado vacuno a sus principales representantes; el incremento de inversiones en infraestructura como la construcción de carreteras; y las decisiones políticas del gobierno.
Carlos Durigan, director de Wildlife Conservation Society (WCS) en Brasil, considera que las obras de infraestructura y el crecimiento agropecuario del país, así como la demanda de las ciudades por más recursos naturales y nuevas áreas de expansión están causando esta deforestación. Sin embargo, menciona también la ocupación irregular de tierras públicas, así como de terrenos privados.
Juan Doblas, analista de geoprocesamiento del Instituto Socioambiental (ISA), es más directo en su apreciación sobre la responsabilidad política en la pérdida de bosques amazónicos. “Creemos que hubo muchísima influencia política”, dice. Con ello se refiere a la crisis política que enfrentó Brasil en 2016 cuando la presidente Dilma Rousseff fue destituida y en su lugar asumió el cargo Michel Temer, quien “colocó en su gabinete a ministros que eran parte de la bancada ruralista y representan los intereses de la industria agropecuaria”. Doblas comenta que hasta el ministro de la Casa Civil de la Presidencia de la República, Eliseo Padilha, es propietario de muchas tierras y tiene un conflicto histórico con el movimiento de reforma agraria.
“A partir del 2016 tenemos una llegada del latifundio al poder y eso es un proceso que gradualmente va teniendo sus consecuencias”, sentencia Doblas. En su análisis, el experto ha observado que gran parte de la deforestación del último año en Brasil sucedió entre setiembre y noviembre de 2017, “una consecuencia del primer año de las políticas de Temer, en el que se aprobaron dispositivos legales que favorecían la concentración de tierras y la titulación de grandes extensiones ocupadas de manera irregular”.
A inicios de octubre, Mongabay Latam publicó un artículo en el que ya se adelantaba un incremento de la deforestación y se hacía referencia a las responsabilidades del gobierno.
El analista de ISA también comenta que cuando hay elecciones en Brasil la tasa de deforestación aumenta, porque quienes se apropian de los terrenos de manera ilegal creen que el nuevo gobierno no sancionará estas acciones. Pone como ejemplo lo sucedido en el territorio del Xingu, que esta organización monitorea mensualmente. En esa zona –dice Doblas– se registró un aumento de la deforestación en el último mes de la campaña electoral. “Se comenzaba a ver que Jair Bolsonaro iba ganar, eso posiblemente produjo invasión de territorios”, comenta con relación al recién electo presidente de Brasil, quien ya ha anunciado medidas que afectarían al medio ambiente.
Otros factores como el incremento en el precio de la soja y de la carne también han favorecido a una mayor deforestación por la expansión de la industria agropecuaria sobre los bosques, comenta Doblas.
Las cifras de la deforestación
“El año pasado el gobierno aprobó una nueva ley que facilita la propiedad de tierras ocupadas ilegalmente”, comenta Paulo Barreto, investigador asociado de Imazon, con relación a una norma firmada en julio del año pasado y que modificó el programa Terra Legal. Con esta disposición –dice Barreto– no solo se facilita obtener la propiedad de la tierra ocupada de manera irregular, sino que también se adquieren estos predios a precios por debajo del costo en el mercado.
Barreto también se refiere a la pérdida de bosques en las áreas naturales protegidas y al ofrecimiento del gobierno de reducir la extensión de estos territorios. “En los últimos años ha crecido la deforestación en estas áreas por la expectativa ante el ofrecimiento del gobierno”. Según el INPE, en los últimos cinco años se perdieron 81 144 hectáreas de bosques en las diez áreas protegidas con mayor deforestación.
En un reciente análisis publicado por Imazon se menciona el caso del Bosque Nacional (Flona) del Jamanxim, que tiene un historial de ocupaciones ilegales de grandes extensiones. No obstante, el Congreso evalúa actualmente, mediante un proyecto de ley, reducir sus límites y regularizar así las invasiones.
Barreto comenta que ya en el 2012, científicos y expertos ambientales adelantaban que el cambio en la legislación forestal incrementaría la deforestación de la Amazonía brasilera. Ahora, con los resultados presentados por el INPE, se comprueba lo proyectado.
Según los datos del monitoreo que realiza el gobierno brasileño a través del INPE, en el 2012 se presentó la deforestación más baja de la historia del Brasil desde 1988. Ese año la pérdida de bosque llegó a 450 000 hectáreas (4500 kilómetros cuadrados). Desde esa fecha la deforestación ha ido en aumento. En el 2013 creció a 590 000 hectáreas. Hubo un ligero descenso en el 2014, pero a partir del 2015 los números han subido hasta llegar a los 790 000 hectáreas de este último año.
Para generar la estimación de la pérdida del bosque, explica el INPE, se analizaron 93 imágenes satelitales considerando dos criterios: cubrir las regiones donde se registró el 90% de la deforestación el año anterior y evaluar los 39 municipios prioritarios para fiscalización que se indican en un decreto del Ministerio del Ambiente.
Tras la publicación del informe anual del INPE, el ministerio del Medio Ambiente de Brasil, mediante un comunicado, manifestó que la tala ilegal ha sido el factor principal detrás del aumento de la deforestación en el país. Asimismo, hizo un llamado al gobierno para aumentar la vigilancia policial de la selva y enfrentar este problema.
por Yvette Sierra Praeli – FONTE: MONGABAY
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