El país perdió cerca de 220.000 hectáreas de bosque el año pasado, según informe del Ideam.   

Después de procesar más de 1.750 imágenes satelitales, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) presentó este jueves la nueva tasa de deforestación: Colombia perdió 219.973 hectáreas (ha) de bosque natural en 2017, la cifra más alta que se ha registrado en los últimos seis años.

Como era de esperarse, dadas las alertas tempranas que se entregaron en el transcurso del año pasado, la Amazonia es la región más impactada de todas; allí no solo se concentra el 65,5 por ciento de la pérdida de bosque, sino que la deforestación se duplicó, pasando de 70.074 ha en el 2016 a 144.147 ha en 2017.

El panorama es tan preocupante en esta zona que tan solo siete municipios amazónicos representan la mitad de la pérdida de bosque del país (49,1 por ciento). En San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, La Macarena, Calamar, El Retorno, Solano y San José del Guaviare se presentó un incremento de la superficie deforestada de más del 100 por ciento.

La deforestación viene de afuera hacia adentro, y las comunidades no pueden responder porque se están enfrentando solas a la ilegalidade.

Los motores siguen siendo los mismos: praderización, cultivos de uso ilícito, infraestructura de transporte, extracción de madera, ganadería extensiva y extracción ilícita de minerales. Sin embargo, se destacan “la ocupación de baldíos, los desafíos del proceso de paz, las quemas y los intereses sobre la especulación de la tierra”.

A diferencia de la Amazonia y la Orinoquia, las regiones Andina, Caribe y Pacífico sí presentaron una reducción de la deforestación. Entre las razones sobresalen la disminución en los efectos del fenómeno de El Niño, los operativos de control y el fortalecimiento de las cadenas productivas legales (sustitución de cultivos).

Adicionalmente, el documento incluye por primera vez la situación que enfrentan los resguardos indígenas y consejos comunitarios de comunidades afrodescendientes en Colombia, reconocidos como los mejores guardianes de los bosques.

El 10 por ciento de la deforestación del país se presentó en jurisdicción de los primeros (20.713 ha), siendo Nukak-Maku, Yaguara II y Vaupés los que reportan las problemáticas más significativas. En el caso de los segundos, se registraron 11.852 ha deforestadas (5,4 por ciento del total nacional).

“El flagelo para ellos es que la deforestación viene de afuera hacia adentro, y las comunidades no pueden responder porque se están enfrentando solas a la ilegalidad, a grupos armados y mafias poderosas. La entrada de estos actores genera enfrentamientos y conlleva desplazamiento”, advierte el Ideam.

‘La deforestación debe ser un tema de Estado’: Ómar Franco

El director del Ideam, Ómar Franco, habló con EL TIEMPO Verde sobre el significado de esta pérdida de cobertura boscosa, concentrada en la Amazonia.

Este aumento de la deforestación supongo que no lo sorprende.

No, pero la cifra hay que leerla de dos formas distintas: Hay regiones en el país donde esa condición disminuyó, como es el caso de la Andina, el Caribe y el Pacífico; mientras que en la Amazonia prácticamente se duplicó, pasando de 70.074 hectáreas en el 2016 a 144.147 el año pasado. Los motores de la deforestación siguen siendo los mismos, pero el flagelo de cada región es diferente, aunque el problema de la especulación de la tierra y la expectativa de titulación de predios asociados al posconflicto son los más generalizados.

¿A qué se debe esa desaceleración de la deforestación?

La región Andina continúa siendo la segunda región con la mayor superficie deforestada en Colombia, pero el fenómeno disminuyó en 8.861 hectáreas con respecto al 2016 porque las autoridades ambientales están haciendo la suficiente presencia –aunque falta– y a un arduo trabajo en temas de control y vigilancia y monitoreo de bosques.

El caso del Pacífico está relacionado con que en el 2017 no tuvimos conflagraciones como las del 2016, particularmente el gran incendio del municipio de Unguía, en Chocó, en el que se perdieron más de 9.000 hectáreas de cobertura boscosa.

¿Cómo es posible que Colombia tenga toda la tecnología para saber, casi en tiempo real, dónde ocurre la deforestación y no podamos enfrentar el problema?

Lo que yo siento es que falta que los avances tecnológicos que ha tenido el Ideam sean usados de manera estratégica por los tomadores de decisión y de manera inmediata. Se necesitan decisiones estructurales e integrales; esto significa que absolutamente todos los actores y sectores deben estar coordinados, articulados, con un objetivo claro: frenar la deforestación, que debe ser un tema de Estado.

¿Cuál es la responsabilidad de las CAR en todo esto?

Las corporaciones autónomas regionales (CAR) hacen lo que pueden con lo que tienen. Corpoamazonia, CDA y Cormacarena tienen la responsabilidad de un gran porcentaje de la deforestación nacional, y no necesariamente porque sean las culpables sino porque tampoco tienen los suficientes recursos económicos y de personal para frenarla.

Ellos se están enfrentando a grupos armados ilegales y mafias poderosas que actúan en áreas gigantescas. Yo creo que hay que hacer una valoración estructural sobre esas regiones tan complejas y debe haber una participación activa de la Policía, Ejército y Fiscalía.

Todos los municipios de Colombia son vulnerables al cambio climático. ¿Esta nueva cifra qué le significa al país?

Hay que entender que por cada hectárea de bosque perdida estamos aumentando proporcionalmente nuestra vulnerabilidad al cambio climático. Si continuamos con ese régimen de pérdida de bosques, pues cada vida estará comprometiendo más su condición para enfrentar este problema, que es global.

Conservar los bosques debe ser una política de Estado, estructural e integral. Todos, ministerios, alcaldías, gobernaciones, empresas y demás, deben incorporar estos instrumentos en sus administraciones. La pregunta es: ¿Qué es lo que quiere el país?

Por: Tatiana Pardo Ibarra y Aura Saavedra

TATIANA PARDO IBARRA – AURA SAAVEDRA
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FONTE: EL TIEMPO