José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advirtió que la producción de alimentos debe tener en cuenta el cambio climático, ya que va a provocar un cambio en la configuración del escenario de la producción de alimentos a nivel mundial.
El cambio climático es un problema es una cuestión transversal que abarca una amplia gama de prioridades de desarrollo, incluye el apoyo a la producción sostenible, la erradicación del hambre, la reducción de la pobreza, la mejora de los mercados alimentarios y la creación de resiliencia o capacidad de sobreponerse a situaciones adversas.
Así lo sostuvo Graziano da Silva al intervenir ante los participantes del 7º Salón Internacional de la Agricultura en Marruecos (SIAM) que se efectúa del 24 al 29 de abril.
Indicó que unos 500 millones de explotaciones familiares representan alrededor del 80 por ciento del total de explotaciones a nivel mundial, pero que entre ellas figuran también muchas de las familias más vulnerables del mundo.
“Los más pobres del mundo son particularmente vulnerables” al cambio climático, advirtió. “No sólo tienen menos medios para reaccionar, sino que también tienden a vivir en zonas de producción ya marginales”, donde se siente aún más el impacto del cambio climático en la producción agrícola, algo que irá en aumento a medida que pasen los años.
El cambio climático tiene el potencial de reconfigurar todo el escenario de la producción de alimentos en el planeta, es uno de los principales problemas a los que se enfrenta, es el actual elemento de incertidumbre, agregó Graziano.
No hay que tomar el cambio climático “en consideración”. Es necesario actuar ya sin darse el lujo de esperar a ver qué pasa, es un desafío que deben acometer pequeños y grandes productores de alimentos. “Todos los países deben colaborar adoptando medidas y no esperando a ver qué ocurre dentro de unos años” aseveró.
Investigaciones muestran que muchas de las zonas vinícolas actuales podrían desaparecer y en su lugar emergerían otras zonas que actualmente no son idóneas para la producción de vino, lo que supondría una nueva configuración en el mapa mundial de la producción de vino.
El aumento de la temperatura en los océanos provocará grandes cambios en la acuicultura y en la pesca, los peces cambiarán su ubicación buscando aguas más frías y muchas zonas tradicionalmente pesqueras quedarán despobladas, por lo que las políticas de pesca actuales ya no tendrán razón de ser, será necesaria una nueva distribución marina para poder pescar.
Lo cierto es que hasta hoy hemos hablado de algunas de las consecuencias del cambio climático en la producción de alimentos, pero es sólo la punta del iceberg.
El cambio climático es una realidad, merece la pena leer el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para adquirir más comprensión sobre los problemas que va a provocar el cambio climático.
¿Qué hacer en el terreno alimentario?
La FAO advierte de que la situación se agrava año tras año y que es necesario prepararse ya para los cambios que se avecinan. En este sentido invita a todos los países del mundo a intensificar y aumentar los esfuerzos para cambiar los actuales sistemas de producción de alimentos, utilizando métodos más sostenibles que puedan mitigar y adaptarse en la medida de lo posible a los efectos del cambio climático.
La FAO insta a realizar un esfuerzo internacional en el que participen gobiernos, responsables políticos, el sector de la industria y todos aquellos implicados directa o indirectamente en la producción alimentaria para que cambien ya la forma en la que se producen los alimentos. Remarca que no es algo que se pueda posponer.
Apoyo a la agricultura famiiar
Graziano da Silva propone apoyar a la agricultura familiar como herramienta para el desarrollo y la estabilidad rural y combatir la inseguridad alimentaria, recordando que las Naciones Unidas han declarado el 2014 el Año Internacional de la Agricultura Familiar.
Los agricultores familiares alcanzan cerca del 70 por ciento de todos los hogares con inseguridad alimentaria en las zonas rurales de los países en desarrollo.
“Al ofrecer un apoyo adecuado a la agricultura familiar, podemos combatir la inseguridad alimentaria llegando a un grupo que es de por sí vulnerable, y aumentando el suministro de alimentos donde más se necesita”, señaló Graziano da Silva.
Añadió que vincular el apoyo productivo a la protección social ayudaría a impulsar el desarrollo local sostenible e inclusivo.
No es suficiente condenar el desperdicio de alimentos aptos para el consumo. Se trata de una nueva estrategia para el desarrollo agrícola en la que se reconocen las necesidades de los pequeños y grandes agricultores.
Los objetivos de este plan son: reequilibrar el déficit alimentario a largo plazo, mejorar la relación calidad/precio de los alimentos en el mercado interno, luchar contra la pobreza de una manera más efectiva, entre otras medidas.
Reducir el desperdicio de alimentos
Hace unas semanas podíamos la FAO condenó el desperdicio de alimentos aptos para el consumo, e exigió una acción inmediata y coordinada desde los sectores públicos y privados para reducir el desperdicio alimentario en todos los eslabones de la cadena de suministro.
Simplemente reduciendo a la mitad el desperdicio de alimentos se podría reducir el incremento productivo necesario para abastecer a la población mundial en el año 2050, recordemos que se establece un aumento de entre un 60% y un 70% de la producción.
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