Gigantes de la minería como Vale SA y Anglo American PLC están intensificando sus esfuerzos para extraer minerales del bosque tropical amazónico de Brasil, una incursión de alto riesgo en una de las regiones más remotas y ecológicamente sensibles del mundo.Las empresas mineras gastarán en conjunto unos US$ 24.000 millones entre 2012 y 2016 para impulsar la producción de mineral de hierro, bauxita y otros metales de la Cuenca del Amazonas, según el Instituto Brasileño de Minería, Ibram, una asociación del sector. Brasil ya capta una quinta parte del total de la inversión global en minería y la Amazonia representa para muchos el mayor potencial sin explotar del país. “El Amazonas será nuestra California”, predice Fernando Coura, presidente de Ibram.
La ofensiva minera en el Amazonas encaja dentro de la estrategia del país de aprovechar los recursos naturales de la selva tropical para potenciar el crecimiento económico. Brasil está construyendo represas hidroeléctricas en los ríos amazónicos, mejorando carreteras entre ciudades distantes de la región y conectándolas a la red eléctrica nacional. Cambios legales y la extensión de préstamos respaldados por el gobierno ayudarán a allanar el camino para nuevos proyectos mineros en el área.
La oposición ambientalista
A los ambientalistas, sin embargo, les preocupa que el desarrollo pueda acelerar la deforestación y abrumar a las pequeñas comunidades, conforme la llegada de miles de mineros pone a prueba la infraestructura y los servicios locales. La región amazónica es la mayor selva tropical que queda en el mundo, casi del tamaño de Europa occidental.
Los científicos dicen que la preservación de la mayor selva tropical y el sumidero de carbono más grande del mundo es clave para el clima global y para la supervivencia de aproximadamente una décima parte de todas las especies del planeta.
Aunque para explotar minas se talan menos árboles que en otras industrias de la Amazonia, como la ganadería, la construcción de carreteras puede acelerar la deforestación, al facilitarle el acceso a las zonas remotas a quienes talan en forma ilegal. “Las carreteras son enemigas de los árboles y las minas necesitan carreteras”, dice Jared Hardner, quien asesora a empresas como la minera Rio Tinto PLC sobre cómo reducir el impacto ambiental de sus proyectos. “El problema de la Amazonia es que una telaraña de infraestructura se está instalando cada vez más adentro en la selva”, explica.
Al mismo tiempo, algunos inversionistas dicen que las mineras han elegido un mal momento para incursionar en la región. Luego de varios años de crecimiento, los precios del mineral de hierro, la bauxita y otros metales han caído ante las preocupaciones sobre la economía de China. “El relato de crecimiento a largo plazo que pregona la industria no convence al mercado”, señala Felipe Gomes, analista minero de PricewaterhouseCoopers en Brasil.
Ejecutivos como Coura, de Ibram, indican que la percepción del mercado es “miope”. Puesto que una mina puede demorar una década en entrar en operación, las empresas tienen que mirar más allá de los ciclos del mercado, insisten. Los precios del mineral de hierro han recuperado parte del terreno perdido en los últimos meses y el desarrollo de minas en lugares remotos sigue siendo rentable, añaden. La bauxita, que se utiliza para hacer aluminio y es abundante en la Amazonia tropical, se mantendrá rentable, afirman.
“Después de un auge en los precios, habrá ahora una estabilización, pero creo que la demanda continuará”, dice Daryush Albuquerque, ejecutivo de Votorantim Metais SA, conglomerado brasileño que se encarga de desarrollar una nueva mina de bauxita en la Amazonia.
El mayor proyecto minero en curso en la región amazónica es el de Vale, que está invirtiendo US$ 8.100 millones en la expansión de su mina de mineral de hierro Carajas, en el estado de Pará, que ya es la más grande del mundo. Vale, el mayor productor global de mineral de hierro, recibió el 20 de noviembre un permiso ambiental para construir un ferrocarril amazónico de 800 kilómetros, para trasladar el aumento de la producción.
Votorantim anunció una inversión de US$ 3.000 millones en una nueva mina de bauxita en el estado de Pará. Los retos logísticos incluyen el transporte de la mayor parte o la totalidad del metal en camiones en un trayecto de casi 600 kilómetros de caminos a veces difíciles, dicen sus ejecutivos.
Anglo American evalúa un proyecto de níquel del orden de los US$ 4.700 millones que podría fortalecer su participación de mercado en forma significativa. Grupos de inversión de China y Corea del Sur también buscan sitios, indicaron funcionarios del gobierno.
Aunque la actividad minera en el Amazonas no es nada nuevo, la magnitud de las actuales inversiones no tiene precedentes. Los legisladores brasileños, asimismo, redactan un proyecto de ley que les permitiría a las mineras explotar terrenos que son parte de reservas indígenas, lo que actualmente está prohibido.
Fuente: Conflictos mineros.net: http://www.conflictosmineros.net/contenidos/8/11668
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